Almería, 1 de noviembre de 2022
GRACIAS
Estos días pasados hemos compartido con miles de personas el regalo de la Luz de Dios. Cuando todo parecía consumado y perdido, los cristianos reconocemos en Su Buena Muerte la más grande señal de Amor que ilumina a los hombres y nos enseña el camino de la Vida. Su Buena Muerte salva-vidas no es sólo un lema de la acción de caridad permanente de la Hermandad en pro de la donación de órganos, sino que es el fundamento de la fe en Jesucristo Nuestro Señor, Dios vivo entre nosotros.
El corazón de Angustias se ha hecho más grande estos días gracias a que vosotros os habéis dispuesto a preparar, a repartir y a recibir esa Luz de Dios que irradiaba de sus manos extendidas en la cruz y de las manos oferentes y acogedoras de Nuestra Madre de las Angustias. Ser Hermandad, ser jóvenes de y con corazón y ser y estar en las manos de Angustias es posible gracias a que vosotros sois la luz que muestra a otros el camino de la Luz de Dios.
No quiero dejarme a nadie en mi gratitud, aunque pudiera ser que, por mala memoria o porque no me corresponde a mí hacerlo, no los mencione. Seguro que ellos no me lo tienen en cuenta. Gracias a cuantos os hicisteis presentes en alguno o en todos estos actos de culto y gloria a nuestros Sagrados Titulares; a los miles, y digo bien, miles de personas que les acompañaron y se postraron ante Ellos en las dos jornadas de viernes y sábado; a nuestra parroquia de San Juan, con su párroco y consiliario nuestro a la cabeza, por entenderme siempre cuando digo que estamos en tiempo y tierra de misión y que hay que salir de casa para evangelizar y ser luz de los hombres más allá de sus confines; a la Compañía de María, que una vez más nos ha abierto las puertas de su casa para acogerles a Ellos y a su Hermandad, convirtiéndose en morada y faro desde el que se propaga Su Luz a más y más personas; a esas almas blancas de las religiosas esclavas del Santísimo Sacramento y de la Inmaculada que siempre nos abren sus corazones y el que fue Sagrado Corazón para postrarnos ante Jesús Sacramentado en la casa que nos vio nacer; a los miembros de la Comandancia de la Guardia Civil que fueron fraternal escolta de Nuestro Señor; al Ayuntamiento de nuestra ciudad y a todas sus áreas, concejalías y personal, con mención expresa a la Policía Local; a la Agrupación de Hermandades y Cofradías, siempre, siempre, siempre a nuestro servicio; a las Bandas de Nuestra Señora del Carmen y municipal de Berja, que pusieron sus magníficos sones musicales en nuestros traslados; a la Banda de cornetas y tambores de las Cigarreras, que, con su implicación y saber hacer, han sido el perfecto acompañamiento para el Señor de la Buena Muerte, convirtiéndonos en cigarreros de por vida, algo que es cierto ya intuíamos antes incluso de nuestro primer contacto; y, por supuesto, gracias a todos mis hermanos de Angustias, en especial, a los muchos que participasteis en la preparación y realización de traslados, altar de la veneración de la Virgen y procesión magna. Vosotros sois el corazón y las manos de Angustias y ya sabéis que no hay Hermandad sin hermanos y sin Titulares.
Gracias a Dios, gracias a su Bendita Madre por ayudarnos a llegar a Él y gracias a todos vosotros. Un abrazo de vuestro primer servidor.
